El fértil terreno literario de la memoria histórica ha sido profusamente hollado por nuestras letras desde una perspectiva tanto trágica como épica, pero en pocas ocasiones con un humor como el exhibido en La brigada 22 para tratar este tema tan sensible para la sociedad española. Con muy pocos mimbres narrativos y unos diálogos y personajes próximos a los de Miguel Mihura o Rafael Azcona, el periodista Emilio Gancedo construye una pequeña fábula con una historia también pequeña para parodiar grandes episodios olvidados de nuestro pasado reciente.
Esta es la de un viejo grupo de maquis, que aún en 1980 continúan emboscados en la sierra resistiendo a un régimen franquista que ni siquiera saben que ha caído, y la búsqueda que de esa brigada realizan el militar Aníbal Tosantos y, sobre todo, el oficinista con ínfulas de reportero Paquito Munera. Los conflictos de este con su posesiva madre, las peripecias y malentendidos de ambos y el choque temporal que genera finalmente su encuentro con los cuatro milicianos articulan los momentos cómicos de esta caricatura narrativa, donde en ocasiones se echa en falta que la trama vaya por delante de la anécdota y la lectura gane presteza.
Con esta novela Gancedo emprende un cambio brusco de registro en una producción hasta ahora focalizada en el cuento, el periodismo y el dificílisimo género de la crónica; pero también otro de espacios al abandonar su León natal, verdadero epicentro de la reflexión sobre la España rural bajo el magisterio de Julio Llamazares, y la oralidad de terruños, recuerdos y aldeas que hasta ahora lo han acompañado. Y es que en la obra reciente de Gancedo sobresale la imprescindible Palabras mayores, un viaje etnográfico, donde, afortunadamente y con muy bellas palabras, dejó registradas para la España urbana centenares de memorias, costumbres y usos que dentro de poco desaparecerán junto con ancianos y pueblos, y que lo convirtió en un referente de esta literatura tan en boga en nuestros días.
Lo cierto es que el tándem formado por este autor y la editorial Pepitas de calabaza con Palabras Mayores ensombrece la muy notable La brigada 22 publicada por el mismo y valiente sello de origen riojano. Su buen manejo de lo rural se advierte en el trazo con que el paisaje y algunos personajes secundarios son descritos, pero sobre todo en la primera mitad de la novela el espacio y la vida provincianas que se buscan parodiar dilatan el nudo de una lectura donde los apasionados del libro anterior de Gancedo pueden buscar algo más. Y es que con diferentes escalas el conflicto fundamental es el mismo en ambos libros: el peso del pasado en el presente y la decisión personal de enfrentarse a ello. En Paquito Munera al destino de su padre represaliado en la guerra, en cada uno de los maquis ganar una contienda y a unos enemigos que ya no existen.
No obstante, de entre los múltiples desenlaces que para un tema así se pudieran plantear, el autor hace un eficaz ejercicio de contención evitando el revanchismo o la reinterpretación de la historia contemporánea al proponer entre los personajes el mismo pactismo político y social con que se construyó la Transición donde el libro tiene lugar, aunque con sus consabidas gotas de ironía y ternura.
La brigada 22
Emilio Gancedo
Pepitas de calabaza, 2019
271 páginas. 19.50 €