En estos días donde Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se apresuran a fumar la pipa de la paz que en su Cuervo ingenuo Javier Krahe cantara, Cal viva se presenta como una lectura esclarecedora para comprender la dífícil convivencia de las dos almas de la izquierda española, el socialismo y el comunismo, en los últimos cincuenta años. Esta brecha ideológica e histórica se hace también generacional entre el felipista Tristán Díaz Navas y su hijo Ernesto, y queda representada por la cruda referencia a los GAL, que Daniel Serrano, reportero de CNN+ o Noticias Cuatro, toma prestada del líder de Podemos para dar título a su primera novela.
Esta se articula en la alternancia de dos voces enfrentadas: la de un antiguo secretario de Estado que, como tantos luchadores del antifranquismo, migró del marxismo más radical al PSOE más corporativista y que concibe a los gobiernos de Felipe González como los únicos responsables de la modernización de España; y la de un periodista cuarentón y mujeriego que ha pasado por cuantas protestas han gestado las calles a la izquierda del PSOE y que ya en plena madurez siente tanta desazón por lo poco logrado como orgullo por mantener intactos sus valores. Ambos monólogos se articulan desde presentes solitarios y amargos, la enfermedad y proximidad de la muerte en Tristán, el desempleo y la falta de perspectiva en Ernesto. Estas voces se entreveran con materiales narrativos procedentes de cartas o diarios que exploran una polifonía un tanto desdibujada y quizá accesoria, pero que, sin embargo, no enturbia la agilidad de esta lectura.
La fuerza del conflicto generacional se ve, no obstante, deslucida por la ausencia de una verdadera trama que lo gestione y trabe los comportamientos y deseos de dos personajes por otro lado valiosos, no solo por su antagonismo, sino también por los rasgos compartidos. Así, la constante yuxtaposición de experiencias que ambos recuerdan o describen y que estructura la novela puede hacer decaer el interés de ciertos lectores, sobre todo porque en determinados momentos esta parece una antología personal de episodios míticos de la izquierda: detención en la Dirección General de Seguridad, victoria electoral de Felipe González, referéndum de la OTAN, atentados del 11 de marzo, auge de Podemos…
Cal viva amaga con algo que en los últimos años se ha realizado en la política española en el entorno del 15M y de los nuevos partidos, pero que apenas se ha explorado en la literatura: una reflexión, no sobre nuestro tiempo histórico reciente, la Transición y el actual periodo democrático, sino sobre el relato, o relatos públicos que se han hecho de los mismos. Esto se advierte en el libro, pero las anécdotas priman sobre la narración y lo difuminan sobre manera. Quizá a Daniel Serrano le falte distanciamiento respecto al conflicto y sus propios personajes, fundamentalmente Ernesto, y por ello la ficción encalla en algunos tópicos y digresiones que parecen más una referencia a experiencias personales que episodios novelados.
Y es que por encima de su simbolismo político, Cal viva es una memoria nostálgica del pasado y una doble introspección sobre la militancia y el amor con el paso del tiempo. Padre e hijo son dos formas también opuestas pero complementarias de madurar, envejecer y encarar el cambio: el que sabe adaptarse y así abraza el éxito, aun a costa de sentir que pudo traicionar a los suyos, Tristán, Felipe González, y el íntegro que no se ha movido un ápice de sus ideas, aun a costa de entregar su vida a todas las batallas perdidas, Ernesto, Julio Anguita. ¿Dónde querdarían ubicados los actuales líderes políticos? Javier Krahe en su canción y Daniel Serrano en esta novela tienen una respuesta.
Cal viva
Daniel Serrano
SUMA de letras, 2019
383 páginas. 17.90 €