La fortuna de los prosistas españoles de los años 30 y 40 ha sido siempre negra. Ensombrecidos por el relumbrón de los poetas de su generación y con una trayectoria mutilada por dos guerras, el exilio y la represión, los libros de Ramón J. Sender, Arturo Barea o Max Aub languidecen bajo el polvo, los olvidos intencionados y la desmemoria tan habitual de nuestra sociedad. A pesar de ello, la labor de filólogos, editores o historiadores nos trae de vez en cuando algún asomo de justicia literaria, como fue el descubrimiento para el gran público de la novelista Luisa Carnés, prácticamente inédita en vida, o como sin duda también lo es esta Obra Completa de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897 – Londres, 1944), que, rebosante de desparpajo y valor, Libros del Asteroide nos trae en cinco magníficos volúmenes, bajo la esmerada edición de Ignacio Fernández Garmendia y los prólogos de los máximos valedores del autor andaluz en las últimas décadas: Andrés Trapiello y Antonio Muñoz Molina.
Hace apenas veinticinco años Chaves Nogales era un perfecto desconocido, no solo para la comunidad lectora, sino también para las cátedras universitarias o los suplementos literarios, aunque su labor periodística había disfrutado de un gran reconocimiento en vida, también fuera de nuestras fronteras. Debido a su total entrega al periodismo, el sevillano es uno de esos escritores donde vida y obra no pueden separarse, y ambas se tuvieron que enfrentar a los dos totalitarismos que hacían por adueñarse de Europa a mediados del siglo pasado, el fascismo y el estalinismo, sin más armas que su pluma y su propia libertad. Su posición ante estos no es beligerante, es la del testimonio, la crónica, la entrevista, el reportaje; es la del “intelectual liberal, ciudadano de una república democrática y parlamentaria” como le gustaba autodefinirse, e incluso en la persecución, el exilio, la separación familiar y la enfermedad, la asume para dejar algunas de las páginas más bellas y certeras que recogen el auge del fascismo, los abusos revolucionarios y las atrocidades cometidas por ambos bandos durante la guerra de España. Por ello, el franquismo sumió todo su trabajo en un ostracismo que la democracia no se preocupó por echar abajo, quizá porque el reto no era sencillo (sus escritos del exilio, todos los posteriores a 1937, se encuentran dispersos en Francia, Inglaterra e innumerables países angloparlantes o hispanoamericanos), o quizá porque dio testimonio literario del terror rojo llevado a cabo por los revolucionarios en múltiples foros, como los relatos del que probablemente hoy es su libro más conocido: A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España. Incluir, sin embargo, a Chaves Nogales dentro de la llamada “tercera España”, como tantas veces tiene lugar, es ponerle una etiqueta demasiado pequeña, sesgada y probablemente interesada, que se practica desde una perspectiva conservadora de la política actual, omitiendo, tanto la labor de denuncia que este hizo del régimen de Franco y su colaboración con el Eje, como que fue sistemáticamente perseguido por la dictadura, por ejemplo, a través de la Gestapo. Al igual que tantos otros intelectuales, el sevillano abrazó la causa modernizadora de la II República y, en cierta medida, puso su labor al servicio democrático de ella, fundamentalmente en el diario Ahora, muy próximo a su gran referente intelectual y moral, Manuel Azaña, del que llegó a ser director, también cuando tras el 18 de Julio, un consejo obrero se apoderó del periódico y lo puso al servicio de la Revolución.
La presente edición de Libros del Asteroide aporta 68 piezas hasta ahora desconocidas, procedentes de la diáspora periodística de Chaves en el exilio, y una ordenación cronológica —no genérica ni temática como en casos anteriores— que permite seguir su evolución ideológica hacia el republicanismo, sus cambios temáticos hacia un mayor cosmopolitismo y denuncia y una superación estética que deja de lado la influencia de la prosa modernista y de Juan Ramón Jiménez para acabar creando otra muy limpia y al mismo tiempo culta, el puntal de un estilo depurado y sucintamente poético que destaca especialmente en la descripción y la crónica. Es justo reivindicar en este punto que el redescubrimiento de este autor y el ingente trabajo de compilar sus escritos partió de la filóloga Ana Isabel Cintas, la verdadera responsable de acabar poniendo el nombre de Chaves Nogales en decenas de portadas en las tres últimas décadas, en colaboración con la Diputación de Sevilla, que ha sido siempre, y también ahora en 2020, la gran dinamizadora del legado de su paisano.
Las casi cuatro mil páginas de esta propuesta resultan, qué duda cabe, intimidantes. Hincarle el diente a unas obras completas parece labor de estudiosos o devotos del autor en cuestión, sin embargo, una edición de estas características constituye casi el último reconocimiento para instalar a ese escritor en un canon, que en el caso español sigue oliendo a naftalina. Este compendio supone una nueva detonación institucional y comercial que permite a los libros individuales del andaluz proseguir con su onda expansiva hacia nuevos lectores y situarlo allí donde debe estar: como nuestro mejor periodista del siglo XX; también es un inmenso friso testimonial de casi tres décadas sometidas a la asfixia creciente de los totalitarismos, un retrato de una España y una Europa zarandeadas por las guerras, pero también por la modernidad técnica y artística y, sobre todo, la situación de la persona anónima, bien el propio Chaves, bien sus protagonistas —siempre individuos aislados enfrentados al compromiso minado de su capacidad de decidir— ante la alienación que suponen el sentimiento nacional o de clase, la raza, la revolución, la bandera… Mientras pudo, el sevillano no huyó de estas manifestaciones políticas, al contrario, las buscó como periodista para dar noticia de ellas, lo que posibilitó la gestación de unos textos de valor incalculable para entender el periodo de entreguerras, véanse sus reportajes sobre la Italia de Mussolini, el ciclo de libros dedicado a la URSS (La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja, La bolchevique enamorada o Las ruinas del Imperio Ruso) o sus entrevistas llenas de enjundia a personajes de la talla de Goebbels, Chaplin o Abd el-Krim.
Además, esta organización cronológica de los cinco volúmenes reviste dos ventajas para un lector insaciable. Por un lado, se pueden apreciar las vicisitudes personales del periodista, especialmente el desencanto por el asalto revolucionario al sueño republicano y el doble exilio, primero a París y, cuando en 1940 la Wehrmacht se encuentra a sus puertas, a Londres separándose de su familia, acontecimiento que narra en La agonía de Francia. En segundo lugar, los libros más notables de Chaves Nogales se deslizan con irreverencia y precisión en el hibridismo genérico y tienen una catalogación difícil a camino entre la crónica y la narrativa, hecho que sin duda es del gusto actual y que se disfruta más evitando la habitual y artificiosa separación por géneros. Aunque ha firmado novelas, no es en sí un hacedor de ficciones, estas suelen resultar un tanto maniqueas y sus personajes demasiado planos porque la trama está supeditada a la exposición de unos hechos vividos u observados por él, a la defensa de una tesis, casi siempre la libertad. Por ello, en el considerado su mejor libro, la ficción está completamente acotada al tratarse de una biografía y para más inri de un torero, Juan Belmonte, matador de toros, pocas páginas se han escrito con una prosa más bella en la España del siglo pasado.
Por su dimensión, su valor como cronista y la incomodidad que en muchos sigue despertando, Chaves Nogales es nuestro George Orwell, un George Orwell burgués y perseguido al que, como suele ser habitual en España, el reconocimiento llega tarde, aunque por fortuna está llegando. Muchas de sus páginas son lectura casi obligada para la memoria, la historia y la convivencia, también para el placer y la democracia.
Obra Completa
Manuel Chaves Nogales
Libros del Asteroide, 2020
3664 páginas, 99.95 €