Decía Philip Roth que las tiranías mandan a los escritores a los campos de concentración y las democracias a los platós de televisión. Yo añadiría que también a la Red. En el mundo tan líquido de Twitter y la información instantánea, he decidido crear esta web sabiendo que narrativa e Internet no se pueden llevar bien: se mueven en el pequeño espacio entre la experiencia privada y el contexto público y, sobre todo, se dedican a elaborar ficciones.
La facilidad y literalidad de la Red satisfacen casi de forma instantánea nuestra necesidad de vivir historias que, además por esta vía, se nos muestran como ciertas o reales. Tal vez eso está acabando con la novela, o al menos con su influencia social, pero irónicamente he decidido conformar este espacio para difundir mi narrativa. El conflicto entre lo imaginario y lo literal está servido; confío en ti para que me lo resuelvas.
Bajo este punto de vista, la figura del propio escritor se supone valiosa, pero en realidad es también ficción, y he de añadir además que no muy buena. Chéjov decía tener una mujer legítima, la medicina, y otra ilegítima, la literatura. La segunda de tan promiscua también está casada conmigo. Mi esposa visible es, sin embargo, la enseñanza que, junto a mis alumnos, se lleva más orgullos y desvelos que la escritura.
Esta compañera ilegítima me ha dado cuentos y una novela. Los primeros me hicieron merecedor de algunos premios y galardones y constituyen la parte que considero más valiosa de esta web, ya que, al amparo de la supuesta libertad de Internet, espero que desde ella los puedas leer. En 2017 publiqué Miserere, una novela muy negra donde pretendí estilizar y embellecer el género y hacer de mi ciudad, Madrid, el verdadero protagonista de sus muertes y desamores. Ahora mismo me encuentro juntando los capítulos, palabras y letras de una segunda historia que vestiremos de otro color.
Pretendo que toda esta narrativa sea incómoda y conflictiva, que te haga a ti y a mucha gente estremecerse en su silla. De hecho desde la seguridad de la mía y la distancia del ordenador, me gusta pensar que en otro contexto me sacaría de Internet con destino a un campo de concentración.
Es una novela que usa y abusa del género negro. ¿Por qué lo usa? Porque el cadáver que aparece en las primeras páginas y la resolución de sus misterios sirven de excusa a la narración y descripción de un Madrid sórdido cruel. ¿Por qué abusa del género negro? Porque transgrede su lenguaje y sus técnicas llevándolos a un lugar donde la mezcla de narradores y discursos y la prosa de algunas de sus páginas buscan deleitar al lector con unas formas más propias de los narradores del Boom que de los estándares del género.